Adoro viajar...

Y también me gusta escribir, así que junté estas dos actividades que me encantan y decidí ponerlas en línea, no a dieta sino en el ciberespacio. Aquí podrás conocer un poquito de las cosas lindas que hay en mi Perú, y por supuesto a mí. No te vayas sin dejar un comentario en la entrada que te haya gustado o desagradado, no me gustan las críticas pero estoy aprendiendo a aceptarlas, y con gusto aceptaré las tuyas. Ahhh! me olvidaba, también me gusta la fotografía y en su mayoría, las fotos publicadas, han sido tomadas por mí.

domingo, 24 de julio de 2011

Los Frailones de Cajamarca y Cumbemayo, experiencia casi mística

La sierra de mi querido Perú, es tan variada como provincias existen en ella, y una pequeña muestra la he podido obtener en algunos de mis viajes al interior de nuestra serranía.
Los andes peruanos, te embrujan, te seducen, te absorben y nunca te devuelven igual, algo de ellos se queda en ti cuando los descubres la primera vez.

He viajado en varias oportunidades a Cajamarca, tengo la bendición de tener familia por allá, aunque hace algún tiempo no la visitaba, la última vez que fui en el verano del 2011, estuve muy cerca de quedarme para los Carnavales, no lo pude hacer, mis vacaciones laborales no daban para tanto, así es que solo tuve que contentarme con ver "El Pregón Carnavalesco", evento que marca el inicio  de esta celebración tan importante para esta tierra. En otra publicación les relataré este precioso y divertido momento.


Pero sí tuve la oportunidad de visitar por segunda vez un lugar llamado Los Frailones ubicados en Cumbemayo, este lugar es un bosque de piedras monumentales que han sido forjadas a través de miles de años y que al ojo humano tienen la forma de unos frailes encapuchados orantes en procesión, su impresionante tamaño es perturbador y su belleza más.

La subida al lugar, la realizamos por medio de un tour alquilado en los alrededores de la plaza de armas de Cajamarca, no cuesta mucho (S/. 25 por persona), fuimos un grupo de 20 personas con guía incluido.


Poco antes de llegar a nuestro destino pudimos tener unas vistas espectaculares de los frailones, ya a cierta distancia empezamos a saborear el deleite que se veía venir.


Al llegar, sentimos el golpe de aire helado y sol caliente, algo un poco raro para los costeños, , obligado usar bloqueador. Comenzamos con una pequeña caminata como de unos 150 metros y llegamos al punto de inicio del tour. Este prometía, no solo belleza sino aventura, colorido, emoción y cansancio (3 horas de recorrido aproximadamente).


Vimos formaciones pétreas, con singulares y caprichosas formas, petroglifos tallados en la roca y un canal precolombino.

El camino un poco complicado ya que este lugar está ubicado a unos 3,500 msn, y para mi edad y mi peso no fue muy sencillo esta vez, hay algunas lomas y caminos de piedras un poco altas y complicadas de subir, lleven buenos zapatos para la excursión.

Pero valió el esfuerzo, la belleza de sus paisajes que combinan estos grandes monolitos con verdes pastos algunas flores de retama y el ichu ambas plantas naturales y característica de gran parte de nuestra sierra, algunos carneritos pastoreados por los pobladores del lugar, hacían un matiz esplendoroso entre vegetación, animales y rocas marcando un gran contraste de color y texturas.

Ni hablar del cielo y las nubes, un espectáculo aparte.

Y si te retiras un poco del grupo, podrás disfrutar de un silencio inquietante. Me dio un poquito de escalofríos.


Como corolario de la visita y parte del recorrido turístico, se pueden conocer y visitar una de las más notables obras de ingeniería hidráulica de América Precolombina hecha por la cultura Cajamarca, el Canal de Cumbemayo.

Son unos canales hechos en roca viva hace más de 1000 años AC. Esta obra hidráulica, que aún funciona, se encarga de recolectar agua de lluvia y de la niebla del lugar, que naturalmente se dirige a la cuenca del Pacífico, y que por necesidad de los propios habitantes de la zona debido a la falta de agua, dirigieron, de manera artificial, el agua hacia la cuenca del Atlántico, una maravilla de construcción con tan escaza tecnología.


El recorrido lo terminé cansada pero contenta de haber regresado de nuevo y poder saborear y aprender un poco más de este pedacito de mi querido Perú.